Pasar de agosto a septiembre, de las vacaciones a la vida escolar y laboral, suele ser un desafío para muchas familias, para los adultos y, en especial, para los más chicos. Volver a la rutina es un proceso que requiere su adaptación. Es vital que los padres entiendan que la “vuelta a la normalidad” no se da de un día para el otro. De esta manera, van a ayudar a sus hijos a transitar y controlar los nervios y las ansiedades lógicas de esta etapa del año.
“Pasamos de disfrutar del tiempo libre, de la libertad de no tener horarios estrictos marcados por la hora de tener que entrar a trabajar o al colegio, a que el despertador vuelva a sonar cada mañana”, explica Silvia Álava Sordo, experta en logopedia por el Instituto de Comunicación y Lenguaje y especialista en Gestión de Dirección por el Instituto Superior de Estudios Empresariales.
Según esta especialista, “todos, los adultos, pero especialmente los niños, necesitan un periodo de adaptación”. El ejemplo más gráfico sobre la modificación de las rutinas es el de los horarios de acostarse y levantarse. La lista de cambios es amplia. Álava Sordo expone una serie de consejos para acompañar, entender y ayudar a los niños durante estas semanas de re-adaptación.
¿Cómo hacer que la vuelta a la rutina sea más amena?
- Nuevos proyectos: elegir nuevos proyectos que motiven al niño para realizar durante el nuevo curso escolar, como por ejemplo, comenzar una nueva actividad extraescolar, o retomar una que ya le gustaba.
- Escuchar a nuestros hijos: “es muy habitual sentir un poco de miedo ante lo desconocido, como por ejemplo, en qué clase me va a tocar, qué profesor tendré, o si el curso será muy difícil. Es bueno que sienta que sus preocupaciones son importantes para ti, que le escuchas y que le apoyes, pero sin reforzarlas. Una vez que se ha desahogado, explícale que es normal estar un poco nervioso pero plantéale que él puede, que por supuesto que va a conseguir superar el curso, hacer muchos amigos y pasárselo muy bien, y que además entre todos haréis un plan para que le sea más fácil conseguirlo”, explica Álava Sordo sobre la importancia de escuchar, aconsejar y contener.
- Nuevos (y buenos) hábitos: aprovechar el nuevo curso para que los niños adquieren nuevos hábitos, sobre todo en lo que respecta a la autonomía en el estudio. Por ejemplo: dejar preparada todas las noches la mochila.
- Afianzar las responsabilidades: es importante que los niños entiendan que deben ser responsables en primera persona, es decir, que ellos son los que tienen que saber, por ejemplo, qué hay que hacer o la materia a estudiar. “Se acabó el chat de padres y madres donde se cuelgan los deberes”, señala esta especialista.
- Materiales de estudio: que la autonomía alcance también a los materiales de estudio. Si algo se les olvida, deben de ser ellos quienes lo resuelvan o los que asuman las consecuencias de su distracción.
- Estudios siempre al día: ayudar al niño a entender la necesidad de repasar a diario los contenidos de clases para evitar así los agobios de última hora cuando no da tiempo a preparar los exámenes.
- Leer todos los días un ratito. se puede establecer como norma diaria ratos de lectura, durante la tarde o antes de ir a la cama. Afianzar el hábito ayuda a que los niño se interesen más por la lectura.
“En definitiva, vivamos el cambio como algo positivo, es verdad que estar de vacaciones es muy agradable, pero volver al trabajo y al colegio también puede serlo. Por eso, enfoquemos las cosas positivas: vas a ver a tus amigos, jugarás en el recreo, quedarás con ellos, puedes contarles todo lo que hiciste en vacaciones, vas a aprender cosas nuevas”, concluye Álava Sordo.